LAS
ACTITUDES FUNDAMENTALES DE MARÍA
1.
CONTEMPLACIÓN (CFR. LC 2, 51)
María
aparece en los Evangelios como una mujer que medita y profundiza los
acontecimientos para descubrir en ellos la luz de la Palabra de Dios. María
guarda en su corazón palabras, gestos y actitudes, intuyendo que se encuentra
ante el hecho misterioso de la salvación de Dios.
2.
DISPONIBILIDAD ABSOLUTA A DIOS (CFR. LC 1, 38)
El
«Sí» de María en la Anunciación es un «Sí» generoso y total que no sabe de
tacañerías, limitaciones y condiciones... María estuvo siempre de parte de
Dios, al servicio de su acción en el mundo. Ella es modelo de disponibilidad
absoluta al amor de Dios y a lo que Él nos pide para la construcción del Reino.
3.
SERVICIO DEDICADO A LOS DEMÁS (CFR. 1, 39-56; JN 2, 1-11; HE 1, 12-14)
La
vida de María fue una vida de servicio. La ayuda que prestó a su prima Isabel,
a los novios de Caná y a los temerosos discípulos reunidos en el Cenáculo, son un
botón de muestra. Con esta actitud de servicio, María nos enseña que a Dios lo
encontramos en el hermano que tiene necesidad de ayuda.
4.
COMPROMETIDA EN LA TAREA DE LA LIBERACIÓN (CFR. LC 1, 46-55)
María
tiene la experiencia vital de su pobreza, indigencia y necesidad de la
intervención salvadora de Dios. Ella es la primera entre los humildes y
olvidados de la tierra. Ella es la primera liberada por Dios. María, en el
canto del «Magníficat», proclama que Dios ayuda a los humildes y cambia la
situación de injusticia, de opresión y de privilegio que tratan de mantener los
poderosos para su propio provecho.
5.
FIDELIDAD EN EL SUFRIMIENTO (CFR. LC 2, 22-35.41-50; MT 2, 13-15)
María,
unida en todo a su hijo Jesús, conoce bien pronto el alcance de las palabras
que le dijo el anciano Simeón: «una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,
35). María siente esa espada de dolor a lo largo de toda su vida en forma de
destierro, angustia, persecución, incomprensión, pérdida de su Hijo, soledad...
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