PIDEN UNA SEÑAL
Los fariseos piden una
señal, y ¿acaso no es justo que Jesús pruebe que lo que dice ser, es verdad? Si
alguien dijera que ha descubierto la cura contra el cáncer o la solución a
todos los problemas, ¿no le pediríamos, es más, le exigiríamos que pruebe que lo
que dice, es verdad?
El problema con los fariseos
y la negativa de Jesús no es tanto en la petición que le hacen sino en que, aun
después de ver todos los signos hechos por Jesús (curaciones de enfermos,
expulsión de demonios e incluso el perdón de los pecados), los fariseos se
niegan a creer y tienen el descaro de seguir pidiendo más.
Jesús no es un déspota que
te pide adhesión y obediencia sin más. ¡No! Él te invita a que hagas una
experiencia de su amor y de su amistad. Te invita a descubrir en Él una persona
que sólo quiere lo mejor para ti, sin importar la condición o el lugar en que
te encuentres.
Lo único que pide es un
corazón dispuesto a adentrarse en lo más profundo de sí, que reconozca sus
errores y que esté dispuesto, una vez hecha la experiencia de Dios, a entablar
una amistad firme y sincera con Él.
Como sucedió en tiempo de
Jonás, hoy también apostamos por la conversión; hay signos que se vuelven luz
en el camino y anuncio de salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de
la sociedad civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del
trabajo comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes,
de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida.
Asisten en primera línea
arriesgando muchas veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de
misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia
que abre sus brazos y sostiene. Es tiempo de conversión, es tiempo de
salvación, es tiempo de misericordia.
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2016)
http://www.es.catholic.net/op/articulos/70332/evangelioBoletin.html#
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