EL CONCEPTO DE TI
MISMO
El
proceso humano de crecer, es permanente y nunca se detiene. Depende de cada uno
de nosotros, saber que, nada es imposible si te propones seguir creciendo en
valores y en amistad contigo mismo. Me amo, me quiero, me cuido, me acepto, me
estimo, me valoro…, debe ser el lenguaje central en tu vida diaria. Esto puede
parecer egoísta y narcisista (RAE: Persona que cuida en exceso su aspecto
físico o que tiene un alto concepto de sí mismo)
Pero,
tengamos presente que, el verdadero amor y la preciada autoestima, empieza y
termina en uno mismo, y se proyecta en los demás, como servicio y amor al
prójimo. Eres el principio y el fin de tu persona. En palabras de Cristo: “Ama
a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12,31). Esta simple frase es uno de
los más importantes mandamientos de la Ley divina. No olvidemos que, es el eje
central del cristianismo. La razón de nuestra fe.
Nuevamente
en Mateo 25,40; Cristo dice: “Lo que hicieron con uno de éstos mis hermanos
más pequeños, conmigo lo hicieron”. Así que, existe una excelente relación
de uno mismo y con las demás personas, y con todo lo que nos rodea. Hablamos en
sentido cristiano, pero, sobre todo humana, nos debemos a los demás, la
fragilidad humana nos permite depender de los demás, desde nuestro nacimiento,
cuidado, alimento, hogar, educación, valores, etc.
No
debe haber ningún problema en afirmar que, tal como me amo, amo a los demás;
tal como me trato, trato a los otros; tal como me ayudo y me estimo, ayudo y
estimo a los otros; tal como me desprecio y me rechazo a mí mismo, desprecio y
rechazo a los demás; como vemos aquí, no hay ningún secreto para nadie. Damos
lo que somos y recibimos lo que somos. No hablamos de ninguna ley del karma que
asusta a muchos. Y si te asusta el karma, has algo simple, bendice con
reverencia y desea la mejor a esa persona o situación, y rompes esa maldición o
esclavitud.
Somos
exactamente nuestra medida y la medida de los demás. Ni más ni menos
¿Hipocresía? (Biblia: fingir ser lo que se es, actuar de manera contraria a
las propias creencias para obtener reconocimiento) No hay ni existe ninguna
hipocresía cuando manifestamos lo que somos, todo está en la percepción,
interpretación y las propias creencias que proyectamos, pero, algo que si debe
quedar claro es, jamás “uses” o “cosifiques” a las personas con tus palabras y
trato. El ser humano no es objeto para mis caprichos y mis imposiciones. Es
libre y debemos respetar ese espacio maravilloso. Es decir, desea y procura
para los otros lo que quieres para ti mismo, respeto, dignidad, valoración,
reconocimiento.
Habiendo
aclarado algunos puntos, volvemos a lo dicho en el primer párrafo, el
crecimiento humano es un viaje personal, permanente, con una libre elección de
automejora en valores y autoconocimiento continuo, donde el amor propio – me amo,
me quiero, me estimo, me valoro – es el eje que nos permite superar obstáculos
para llevar una vida realizada, afirmando que, nada es imposible, aquí y ahora,
si estás enfocado en tu desarrollo interno.
En
la vida es importante tener una actitud de crecimiento permanente, porque ésta
no se detiene ni por las circunstancias que la rodean, además, toda evolución
es continua en el espacio y el tiempo, es decir, no termina. Por lo tanto, debemos
seguir creciendo en aquello que, nos hace más humanos como, por ejemplo: el
lenguaje, la imaginación, la inteligencia, las habilidades creativas y
sociales, la conciencia, el respeto, la solidaridad, etc.
Resaltar
la grandeza de la responsabilidad personal. Un indicativo evidente de la
madurez humana, es cuando dejamos de culpar a los demás de lo que nos pasa o
sucede. Ojo, y también es bíblico: “No juzguen a los demás y no serán
juzgados” Mateo 7,1. En una cultura
como la nuestra, preocupada más por lo que sucede fuera y no dentro de
nosotros, nos pasamos demasiado tiempo, “sabiendo” de vidas ajenas y lo peor de
ello, como si fuera eso lo más importante; y nos deja una sensación de vacío,
porque buscamos fuera lo que está dentro de nosotros.
Aquí,
un paréntesis. Para citar lo que expresa bellamente san Agustín, en sus
“Confesiones”: “Tú estabas dentro y yo te buscaba fuera”, cuando él buscaba
intensamente la esencia de su vida, la razón de ser de su existencia. Buscaba
fuera, en cosas creadas y externas – filosofías, personas, placeres – en lugar
de enfocarse y potenciar su interioridad. Volviendo a nuestra reflexión, toda
inquietud e interrogante debemos buscar la respuesta dentro de nosotros, la
paz, la armonía, el amor se construyen desde dentro.
Otro
punto básico, del crecimiento humano, es cultivar los valores. En el lenguaje
humano, la palabra o el verbo, tiene un gran poder, los valores son palabras
poderosas creadas con un significado especial. Los valores son “cualidades
que poseen algunas realidades, consideradas bienes, por lo cual son estimables”
(RAE). En la vida real lo traducimos en principios, normas o virtudes que,
guían nuestra conducta en relación recíproca, es decir, mi relación personal y
social. Ser con los demás. La conducta humana es inherente a las relaciones
sociales. Nos realizamos con los demás, por ello, los valores son los pilares
de la vida, como el respeto, la comunicación, el reconocimiento, la ayuda
mutua, la trascendencia de los actos bondadosos.
Es
fundamental, entender nuestro potencial para superarnos. Te descubres a ti mismo
en tu diario acontecer. Conocerte a ti mismo, es el gran desafío. Tú tienes la
luz y ésta está dentro de ti. No eres un ser separado, porque eres unidad.
Despierta tu verdadero poder. Necesitas desarrollar tus habilidades cognitivas,
físicas y sociales, porque te permitirán desenvolverte en las diversas
situaciones de la vida para alcanzar lo que te propones. Enfócate en tu mundo
interno, evita distraerte en las cosas externas, cultiva tu estado mental,
prioriza tu atención en lo que es importante para ti, permítete ser más
efectivo y afectivo, y responsable en la vida.
Jamás
dejes de crecer y de aprender en la vida. Todo depende de ti en tu desarrollo
personal. Lo que te rodea también debe ayudarte a ser mejor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario