PERDÍ
EL PRIMER PUESTO
En otras palabras, perdí el control. A veces, consciente
o inconscientemente somos súper controladores, de las cosas, las personas, las circunstancias,
y todo lo que podamos controlar, aunque nos descontrolemos. Por ejemplo: El
control, no el dialogo, de los padres hacia los hijos. El control, no el
respeto, de los hijos hacia los padres. El control, no la delegación, de los
jefes hacia los trabajadores. El control, no la confianza, en la relación de
pareja.
“Perdí”, un término que se escucha en el ambiente
estudiantil y académico. Perdí. Parece algo que te pertenece. Pero, ¿Qué es
realmente nuestro? Perder ante los demás, es competir por algo o por alguien
¿Por qué nos da miedo perder? ¿Acaso, no es algo propio de la naturaleza? No
tiene sentido molestarse cuando el árbol pierde sus hojas, o algunos animales
pierden su piel y pelo para mudar. La semilla necesita ser enterrada – perder –
para dar nueva vida.
Nada pierdes si no estás compitiendo por o con alguien.
Nada te pertenece. Crees que es tuyo. Por eso afirmas que perdiste. Cuando nos
aferramos a algo o a alguien, pensamos que es nuestro y que nunca lo
perderemos. El control te quita la libertad y si controlamos somos esclavos de
ello. Y vivimos para cuidar aquello que podemos perder. Me parece algo muy
triste. A nadie le gusta ser controlad@. El control es esclavitud. Deja de ser
un/una esclav@. Que siempre prevalezca y brille tu dignidad ante los demás.
La libertad personal, no el control, está garantizada en todas
las Constituciones, y protegen la libertad de pensamiento, expresión, religión,
etc. Pero, curiosamente parece que pocos la valoran y muy pocos la viven. Nadie
puede ser privado de ella, sin embargo, vivimos en una sociedad donde much@s
renuncian a esta libertad en todas sus dimensiones de la vida familiar y
política. Hay gente que busca el control y el ser controlados, y prefieren este
estilo de vida. Si es que se puede llamar estilo de vida.
Cuando perdemos el control en nuestro actuar. Nos
molestamos, gritamos, hacemos un berrinche. Cuando alguien tiene tanto poder
sobre ti, que terminas perdiendo automáticamente los papeles. Hay gente
especializada en hacer que los demás pierdan la paciencia, la paz y el buen
humor. Les gusta verl@s sufriendo por su descontrol. ¿Gente malvada? No. Es
gente sin afecto, tampoco lo recibieron en su vida, que gozan del sufrimiento y
del dolor de los demás. Sé agradecid@. Te están dando una lección, y es que
aprendas a no dar tu poder a los demás.
El perder en los estudios, como perder el control del primer
puesto, indica que estás compitiendo. Si estás compitiendo tienes que aprender
a ganar y a perder. Ley de la vida, ganas y pierdes, pierdes y ganas, a veces
para ganar debes perder, por ejemplo, si te dedicas a los estudios, la
disciplina te exige privarte de salidas, diversiones, reuniones, y
aparentemente también de amig@s. Mejor debes aprender a disfrutar de tus
estudios, investigación, indagación, curiosidad. Si es que realmente te gusta
el estudio.
En una relación de pareja, el controlar tiene que ver con
los celos. Eso es lo más primitivo que somos. Lo más funesto cuando se tiene a
alguien. Lo más desagradable en una convivencia. Falta total de autoestima y
autonomía. El/la celos@ es una persona insegura. Esta inseguridad se transforma
en manipulación. La manipulación es cosificar a la persona, es maltratar, es
una forma de violencia psicológica y emocional. Un consejo sano, aléjate
elegantemente de esa persona. Mejor es prevenir que lamentar.
Asumimos nuestra responsabilidad personal y social con
mayor madurez. Tampoco se trata de ser un perdedor o una perdedora. Se trata de
que también ganemos, triunfemos, nos vaya bien en la vida, tengamos éxito.
Pero, también cuando pierdes, algo en ti cambia, te purificas, te liberas,
despiertan en ti nuevas posibilidades para seguir superándote en la vida.
Aprendemos sobre nuevas perspectivas del actuar humano, somos más conscientes
de nuestras decisiones y elecciones. No pierdes porque siempre ganas.
Evita victimizarte. Nadie te hace más daño que, cuando te
infravaloras a ti mismo. Tampoco te auto tortures. Nadie te hace más daño que,
cuando te abandonas y te desprecias. Deja de mendigar amor, aprecio y
aceptación. No necesitas rebajarte ante nadie por nada. Aprende a tener una
relación sana contigo mismo. Cuida de ti mismo. La grandeza está en reconocer
tus posibilidades y limitaciones. Hay cosas de las que estamos orgullosos y hay
cosas de las que estamos avergonzados. Sé humilde para reconocer que no somos
perfectos, pero, sí perfectibles. Y podemos mejorar poco a poco, si nos lo
proponemos. Eres tú, tu mejor compañía. Valora y disfruta el estar contigo
mismo.
Tú debes tener el control sobre ti. Esa es tu principal
responsabilidad como ser humano. No debes ser marioneta ni títere de tus
descontroles, eso se llama auto regulación emocional. Y eso es algo
importantísimo en nuestra autoestima y en nuestras relaciones con los demás.
Nadie debe despertar lo animal que soy. Porque lo somos en el sentido
primitivo. La educación educa y/o doma a ese primate que aún despierta de vez
en cuando en ti. Aprende a manejar en ti ese auto control. Deja de competir con
los demás, sé siempre la mejor versión de ti mism@.
Puede ser que haya perdido el primer puesto, pero, nadie
me desplaza si yo elijo ser el primero, no en aquello que los otros quieren de
mí, sino en lo que yo decido para mi vida.
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