DESDE EL DOMINGO DE PASIÓN
Aquí, algunas perspectivas para “enfocar” este
acontecimiento:
1. El amor no cambia a la persona a quien amas, te cambia a
ti.
2. “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este
monte: pásate de aquí para allá, y se pasaría y nada les será imposible” (Mateo
17,20)
3. “La oración no cambia a Dios, pero sí a quien
ora” (Soren Kierkegaard)
4. “Dios no da más de lo que podamos soportar” (1Corintios
10,13)
5. “Ora como si todo dependiera de Dios. Labora como si todo
dependiera de ti” (san Agustín)
Gracias, Señor, por permitirnos “sentir en nuestro
corazón” el amor, la paz, la salud, la serenidad, la abundancia, el diálogo, la
unión familiar, la excelente amistad, la grandeza de la solidaridad.
El dolor es una experiencia universal. Debemos cambiar
nuestra manera de “ver” los acontecimientos. La naturaleza tiende al
equilibrio. Dejemos de lado todo lo negativo. Basta de temor, de angustia, la
sensación de escasez, y todo lo que parece superar nuestras “fuerzas”. Dejemos
de pedir aquello que no podemos “controlar”.
Cambiemos nuestra perspectiva, puede parecer aventurado,
un sin sentido, una locura. Así, fue la pasión. Podemos ser muy pesimistas o
muy optimistas. Una madre en el momento de traer una nueva vida ¿qué elige en
el momento de tanto dolor? ¿Ser pesimista u optimista? Eso es cambio de
mentalidad y es totalmente natural. La pasión depende lo que queramos “observar”.
Jesús “sentía en su corazón” amor por toda la humanidad.
“Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”; es todo aquello que nos
perturba, nos duele, nos enferma, nos debilita, es decir, “la noche oscura del
alma”. Por lo tanto, debemos bendecir todo aquello que nos lastima, es el
camino de la sanación. Sí, bendecir, es el mensaje de Jesús.
Nada de maldecir, llenarnos de temor, angustia, escasez,
enfermedad. ¿Acaso sabemos lo que hacemos? Porque las palabras de Jesús, siguen
resonando como un eco eterno en el corazón del hombre. “Perdónalos”.
Bendice a las personas y a los acontecimientos; y perdona
sin temor en voz alta.
Antes, perdonarnos, por maltratar como posesos, por
juzgar innecesariamente, por condenar como dueños de todo, por maldecir inconscientemente,
por el deseo de venganza, por nuestra cobardía, la cólera, los celos. Lo que
“damos” y lo que “decimos” a los demás eso es lo que tenemos. Recuerda: Dejemos
de pedir aquello que no podemos “controlar”.
La pasión, no se entiende desde el dolor o la cobardía o
el miedo o el qué dirán, sino desde el amor. Lo que estamos
experimentando en nuestro mundo, puede que no lo comprendamos por ahora, es
nuestra pasión, pero, tenemos dos opciones: pesimismo y optimismo. Tú eliges
cómo vivir, y eso repercute a tu alrededor, a los tuyos, a los que amas, a la
sociedad, al mundo.
La naturaleza vuelve a su
equilibrio. Busquemos la serenidad, la paz, el equilibrio, la
armonía en nuestro corazón. Todo lo contrario es “alimentar” lo que tememos y
tensionarnos innecesariamente.
Si Jesús “sintió” amor en el momento de la pasión. Si una
madre “siente” amor en el dolor del parto. Es una gran lección que rescatar.
Dejemos de lado la tensión, la angustia, el temor, la
desinformación.., y “sintamos en nuestro corazón” el amor, el
perdón, la alegría, la confianza, la salud, la vitalidad, la paz, la
abundancia, la buena vibra, lo positivo, una sociedad más dialogante, un mundo
más solidario. Debemos cambiar nuestra forma de “ver” a las personas y los
acontecimientos.
Gracias, Señor, por permitirnos “sentir en nuestro
corazón” el amor, la paz, la salud, la serenidad, la abundancia, el diálogo, la
unión familiar, la excelente amistad, la grandeza de la solidaridad. Este es un
regalo para ti: es la bendición que Dios dio a Moisés, para su pueblo: Que el
Señor te bendiga, y te guarde; que haga resplandecer su rostro sobre ti, y
tenga de ti misericordia; y te muestre el camino de la felicidad, del amor, de
las labores y del bien. Amén.