DIÁLOGO SOBRE LA
"INDEPENDENCIA DEL PERÚ: ¿UNA HISTORIA TERMINADA?"
JOHAN: Se acerca el 28 de julio, Mike. El mes en que
todos nos vestimos de rojo y blanco para celebrar la independencia.
MIKE: Sí, la misma rutina de siempre. Desfiles,
discursos, y la frase de Don José de San Martín: "El Perú es, desde este
momento, libre e independiente". Pero me pregunto, ¿qué tan libres e
independientes somos realmente?
JOHAN: Esa es la gran pregunta. A mí siempre me ha
parecido que celebramos la hazaña, el punto final, pero nos olvidamos del
proceso. De que aquello que sucedió, esa proclamación, en realidad fue solo el
primer paso de un camino que aún no termina.
MIKE: Y que quizás ni siquiera terminó como esperábamos.
San Martín lo proclamó, sí, pero el poder no cambió de manos tan rápido. Fue un
momento de gran esperanza, un grito de libertad que movilizó a muchos, pero la
estructura de poder colonial, esa sí que fue difícil de desmantelar. Fue un
cambio de bandera, no necesariamente un cambio total de corazón.
JOHAN: Exacto. Y esa esperanza se selló en el campo de
batalla. Pensamos en San Martín y Bolívar, pero la historia de la independencia
no solo se escribió con decretos, sino con sangre y estrategia en batallas
cruciales.
MIKE: La Batalla de Junín, por ejemplo. ¿Te
imaginas la audacia? Una batalla sin un solo disparo, solo con sables y lanzas.
Un enfrentamiento que se decidió por la valentía de la caballería peruana, los
Húsares de Junín. Fue la muestra de que la voluntad de un pueblo, bien
organizada, podía vencer al poder más grande de la época.
JOHAN: Y ni qué decir de la Batalla de Ayacucho.
El fin del Virreinato. El último aliento del imperio español en el continente.
No fue una coincidencia. Fue la culminación de años de lucha, de sacrificios
anónimos. Fue el momento en el que el sueño de la independencia se hizo
tangible, se grabó en la historia con el acto de la capitulación de Canterac.
MIKE: Y es precisamente ahí donde quiero detenerme,
Johan. La historia oficial siempre se centra en los generales, en los grandes
líderes. Pero, ¿dónde queda el rol del pueblo? El verdadero motor de la
independencia es el pueblo, sus ciudadanos. La gente común que se sumó a las
montoneras.
JOHAN: Los campesinos que abandonaron sus tierras, los
arrieros que sirvieron como espías, los artesanos que forjaron armas en
secreto. Y, por supuesto, las mujeres. Ellas no solo curaban a los
heridos, también financiaron ejércitos, como la heroica Ventura Ccalamaqui o
Micaela Bastidas. Se convirtieron en estrategas, en mensajeras, en la red invisible
que sostenía la resistencia.
MIKE: Figuras como María Parado de Bellido, una mujer
que prefirió la muerte antes que traicionar a su gente, a su causa. Ella
representa a esa inmensa mayoría de anónimos que no tienen un busto
en las plazas, pero sin los cuales no habría habido independencia. Su
valentía es la que nos obliga a preguntarnos si la promesa de libertad y
justicia por la que ellos lucharon se cumplió.
JOHAN: Y ahí volvemos a nuestro punto de partida, Mike. A
la dolorosa realidad del presente. Hoy, 200 años después, ¿dónde está esa
libertad? ¿Por qué la corrupción sigue corroyendo nuestras
instituciones? ¿Por qué la desigualdad se acentúa cada día, con brechas
económicas y sociales que parecen insalvables?
MIKE: Lo que empezó como un ideal de justicia e igualdad
se ha visto traicionado una y otra vez. Se han cambiado los opresores, no la
opresión. La corrupción y la desigualdad son los nuevos virreyes,
silenciosos y despiadados, que nos roban el futuro y nos impiden vivir una
verdadera independencia. Es como si el enemigo no hubiera sido derrotado,
sino que ahora vive en nuestra propia casa.
JOHAN: Y es ahí donde el desafío de hoy se nos presenta.
No es una batalla con sables, sino con ética. No es un grito en una plaza, sino
una acción constante de compromiso ciudadano. La verdadera independencia
no es una fecha en el calendario, es una lucha diaria.
MIKE: Exacto. Es el llamado a la acción que nos hace
la historia. A cada uno de nosotros. A los que nos quejamos de la
injusticia, pero no actuamos. La hazaña del 28 de julio no terminó; nos la han
legado para que la reformulemos, para que la vivamos. La independencia hoy
es sinónimo de honestidad, de fiscalizar al poder, de no aceptar la
mediocridad, de ser justos con el compañero, la familia, el vecino.
JOHAN: Es entender que la libertad solo es real cuando
todos la tienen. Cuando el niño en la sierra tiene las mismas oportunidades que
el de la capital. Cuando la justicia no tiene precio. La herencia de Junín y
Ayacucho no es un monumento, es un compromiso ético con el Perú. El Perú
aún espera que su independencia termine de concretarse, y esa tarea, Mike, nos
corresponde a nosotros. Nos toca a nosotros reavivar ese espíritu y construir
esa sociedad honesta que soñaron nuestros antepasados.
MIKE: Recordemos las palabras del
pensador peruano José Carlos Mariátegui:
“No queremos
calcinar la historia. Queremos crearla.” Entonces, construyamos. Con honestidad. Con
crítica. Con amor profundo por este país inmensamente bello y dolido. El
Perú nos necesita, no como espectadores, sino como protagonistas de un destino
más justo.
Y termino con
las palabras del actual Papa ROBERT PREVOST – PAPA LEÓN XIV: "Sé que
algunos aún me llaman el Papa estadounidense, y está bien, es parte de mi
historia, pero, si me preguntan de dónde soy, con el alma en la mano, le
respondo:
yo soy
del lugar donde aprendí a amar sin condiciones, yo soy del Perú.
(JOHAN y MIKE se miran, asintiendo. La conversación
queda en el aire, con un eco de reflexión y desafío).
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