ME ABANDONE

ME ABANDONÉ, ME PERDÍ, ME CASTIGUÉ…

SI DIOS CONOCE LO MÁS ÍNTIMO DEL CORAZÓN, ENTONCES ES CAPAZ DE DEJAR TODO AL DESCUBIERTO. Lo hizo conmigo, y sacó todas las cosas ocultas que yo creía olvidadas, como las miserias, los pecados, las heridas, las limitaciones, las desviadas intenciones, los retorcidos pensamientos, las vergonzosas acciones que hunden al hombre hasta lo más profundo de su realidad. PERO DIOS PUEDE ILUMINAR, LIMPIAR, SANAR, PERDONAR, ELEVAR, TRANSFORMAR, SALVAR AL MISMO HOMBRE, SI ES CAPAZ DE RECONOCER HUMILDEMENTE LO QUE ES Y EN LO QUE CAPAZ DE CONVERTIRSE LEJOS DE SU CREADOR. Por eso, en un diálogo interno como en el caso del Hijo pródigo, podemos afirmar “en la casa de mi padre, todos tienen para comer, yo aquí me muero de hambre, volveré y le diré…”

Ante Dios nos presentamos y podemos reconocer lo que somos o lo que fuimos: TÚ JAMÁS ME ABANDONASTE, YO ME ABANDONÉ. Tú jamás te fuiste, yo me fui. Tú jamás me perdiste, yo me perdí. Tu jamás me castigaste, yo me castigué. Tú jamás me destruiste ni destruiste a otr@s, yo me destruí y destruí a otr@s. Tu jamás me rechazaste, yo me rechacé. Tú jamás me despreciaste, yo me desprecié. Tú jamás te burlaste de mí, yo me burlé. Tu jamás me mentiste, yo me mentí. Tú jamás delinquiste, yo delinquí. Tú jamás hiciste el mal, yo fui malo. Tú jamás me hundiste, yo me hundí.  Tú jamás…, yo…

ANTE EL CREADOR TODO ES, PERMANECE, NADA CAMBIA. En cambio, nosotros somos, evolucionamos y cambiamos. NECESITAMOS DEL TIEMPO, EL DÍA, LA NOCHE, LAS ESTACIONES, LAS LEYES DE LA NATURALEZA, PORQUE NUESTRO APRENDIZAJE LO REQUIERE. Hemos olvidado que somos seres espirituales, que tenemos conciencia cósmica, universal, energía, información. Somos todo con el creador, pero nos sentimos separados, abandonados unos de otros, porque eso lo hemos creado nosotros. Recordemos que nuestro origen primigenio es “Imagen y Semejanza del creador”, seres espirituales de la misma conciencia pura de Dios, pero encarnados para una misión en este mundo porque luego volveremos a la fuente divina. HEMOS HECHO PREVALECER NUESTRA REBELDÍA ANTE LA BONDAD DE DIOS QUE CONOCE NUESTRO CORAZÓN COMO NADIE.

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