EGOÍSMO

EL EGOÍSMO CAUSA DEL MAL EN EL MUNDO

Si te acercas a un kiosco de periódicos o prendes tu TV muy temprano, observarás que las noticias negativas abundan: hambre, guerras, asesinatos, violencia, abuso, secuestros, robos, niños abandonados, injusticias, etc. al ver todo esto, muchos llegan a negar la existencia de Dios, otros dan explicaciones insuficientes.

Con frecuencia nos preguntamos: ¿Quién es el responsable de todo esto? La respuesta es alarmante: el mismo hombre, es el responsable de todo el mal que ocurre en el mundo: su rebeldía lo lleva a romper con Dios, consigo mismo, con los demás y con la creación entera.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (CIC)

SI DIOS ES TODOPODEROSO Y PROVIDENTE ¿POR QUÉ ENTONCES EXISTE EL MAL?

Al interrogante, tan doloroso como misterioso, sobre la existencia del mal solamente se puede dar respuesta desde el conjunto de la fe cristiana. Dios no es, en modo alguno, ni directa ni indirectamente, la causa del mal. Él ilumina el misterio del mal en su Hijo Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado para vencer el mal moral, que es el egoísmo de los hombres y que es la raíz de los restantes males. (CIC N° 57)

¿POR QUÉ DIOS PERMITE EL MAL?

La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya admirablemente con ocasión de la muerte y resurrección de Cristo: en efecto, del mayor mal moral, la muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes, la glorificación de Cristo y nuestra redención. (CIC N° 58)

EL HOMBRE Y LA LIBRE ELECCIÓN

Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho, se equivocaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral…. Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien. (CIC N°311)

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