GRAN DILEMA
Tenemos el gran
dilema de la vida. ¿Obedecemos o no a la propia conciencia? ¿Qué o quién es está voz
interna que nos susurra lo que debemos hacer? Y lo curioso es que, cuando no
obedecemos nos sentimos mal, avergonzados, escondidos, temerosos, a veces de lo
peor, y buscamos cómo acallar esta voz, con actos que peor nos avergüenzan como
seres humanos. Eh ahí el reto de la coherencia en nuestra vida.
Es
un dilema profundo y universal, una de las preguntas fundamentales de la
existencia humana. La voz de la conciencia, esa brújula moral interna, ha sido
objeto de debate y reflexión durante siglos en la filosofía, la religión y la
psicología.
¿QUÉ ES LA VOZ DE
LA CONCIENCIA?
No
hay una respuesta única y definitiva, pero existen varias perspectivas para
entenderla:
A.
PERSPECTIVA FILOSÓFICA: Filósofos como Immanuel Kant la veían como una ley moral universal, un deber
que nos autoimponemos y que nos dicta lo que es correcto. Para otros, como
Rousseau, era una voz innata de bondad
que nos guía hacia el bien.
B.
PERSPECTIVA PSICOLÓGICA: Psicólogos como Sigmund Freud la identificaron con
el superyó, la parte de nuestra
mente que internaliza las normas, valores y prohibiciones de la sociedad, de
nuestros padres y de la cultura. Esta voz sería el resultado de nuestra
educación y experiencias.
C.
PERSPECTIVA RELIGIOSA: En muchas tradiciones, la conciencia es vista como
la voz de Dios o de una entidad
superior que reside en nosotros, un recordatorio de nuestra conexión con lo
divino y lo trascendente.
EL COSTO DE NO OBEDECERLA
Tu
observación sobre las consecuencias de desobedecerla es muy acertada. El
sentimiento de culpa, vergüenza y miedo no es casualidad. Estos sentimientos
negativos son mecanismos psicológicos que nos empujan a corregir nuestro rumbo.
Al actuar en contra de nuestra conciencia, creamos una disonancia cognitiva, un
conflicto interno entre nuestras acciones y nuestros valores. Para resolver esa
tensión, a menudo tratamos de justificar nuestras acciones, lo cual puede
llevarnos a una espiral de comportamientos de los que luego nos arrepentimos.
Este reto de la coherencia es
el gran desafío de la vida. Se trata de
alinear lo que pensamos y valoramos con lo que realmente hacemos. Cuando lo
logramos, experimentamos una sensación de paz interior y autenticidad. Cuando
fallamos, la conciencia actúa como un faro que, aunque doloroso, nos muestra el
camino de regreso.
La verdadera pregunta, entonces, no es si debemos obedecerla, sino cómo
podemos aprender a escucharla y a entender de dónde proviene esa voz para tomar
decisiones más conscientes y alineadas con la persona que aspiramos ser.
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