IMPORTANCIA DEL SERVICIO
Se cree que los más
grandes son aquellos que tiene a los demás bajo su poder, bajo su dominio. En
verdad es todo lo contrario, es el que sirve a los demás el que es más grande.
El verdadero amor implica donación, implica darse por completo al amado. Si
amamos a Dios, amamos a los que nos rodean. Al servir a los demás, servimos a
Dios. Que nuestra vida sea un constante servicio, una constante donación al
prójimo.
El servir implica salir de
uno mismo, que a todos nos cuesta, pues es hacer algo que en sí no queremos. Lo
más natural es dejar que los demás hagan y sirvan. Pero en la entrega es en
donde encontramos la verdadera felicidad.
Rabindranath Tagore, un
poeta filósofo, dijo: "Soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que
la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría.". Él
pudo entender que en el servicio se encuentra la felicidad, en el darse a uno
mismo a los demás. Nosotros, como católicos, estamos llamados a encontrar esa
felicidad en el servicio a nuestro prójimo. Si la felicidad está en el
servicio, para ser feliz tengo que servir a los demás con amor, nunca servir
por servir.
Jesús camina con decisión
hacia Jerusalén. Sabe bien lo que allí le aguarda y ha hablado ya de ello
muchas veces a sus discípulos. Pero entre el corazón de Jesús y el corazón de
los discípulos hay una distancia, que sólo el Espíritu Santo podrá colmar.
Jesús lo sabe; por esto tiene paciencia con ellos, habla con sinceridad y sobre
todo les precede, camina delante de ellos.
A lo largo del camino, los
discípulos están distraídos por intereses que no son coherentes con la
"dirección" de Jesús, con su voluntad, que es una con la voluntad del
Padre. Así como -hemos escuchado- los dos hermanos Santiago y Juan piensan en
lo hermoso que sería sentarse uno a la derecha y el otro a la izquierda del rey
de Israel.
No miran la realidad.
Creen que ven, pero no ven, que saben, pero no saben, que entienden mejor que
los otros, pero no entienden. […] A través de la intercesión de la Virgen
María, invocamos con fe el Espíritu Santo, para que reduzca toda distancia
entre nuestro corazón y el corazón de Cristo, y toda nuestra vida sea un
servicio a Dios y a los hermanos.
(Homilía de S.S. Francisco,
28 de junio de 2017)
http://www.es.catholic.net/op/articulos/69701/evangelioBoletin.html#
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