CUANDO UN
FAMILIAR PARTE DE ESTE PLANETA
Parece difícil asimilar, comprender y aceptar cuando
un familiar parte de este planeta terrenal, sin embargo, somos plenamente conscientes que, nada se interpone para una partida
definitiva, no hay regreso, no hay retorno, solo quedan los más hermosos
recuerdos en el corazón. Nuestra naturaleza humana comprende el devenir y
partir de las cosas.
Jesús, decía a sus discípulos: "En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si
no fuera así, se lo hubiera dicho; porque
voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar,
vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén
ustedes también" Juan 14:2-3
Si es necesario pedir perdón, podemos
hacerlo, se puede manifestar lo que sentimos
o llevamos dentro y que puede ahogarnos, pero, debemos saber que, hace tiempo
que ya nos perdonaron todo y nos sonríen, su alegría es plena y su gozo eterno,
las almas ya liberadas de esta
existencia no guardan rencor alguno ni memoria de los defectos o delitos
cometidos por ellos o contra ellos.
Están en
un estado espiritual que la mente no puede comprender ni menos explicar con el
lenguaje humano, si se puede captar
con una inteligencia espiritual liberada del egoísmo, del miedo y de los apegos
afectivos y materiales a los cuales estamos acostumbrados.
Quieren de cada uno de nosotros
alegría para vivir, entusiasmo por la propia existencia de cada día y sentirnos
muy agradecidos por lo que fue su gran compañía.
Nos siguen acompañando desde su plano
trascendente, por ejemplo, mis
padres: Istán y Maura, están con mis queridos abuelos: María y Rodolfo (padres
de Maura) y Angélica y Eleuterio (padres de Istán); con los familiares y amigos
que hemos conocido, con los santos y santas, de quienes fueron devotos, pues, liberados de la carne pasajera ya superaron
definitivamente el dolor, la angustia y las carencias del espíritu que no deja
fluir.
Así
que, los
seres queridos que compartieron su vida con nosotros, están en un plano
distinto al nuestro, podemos expresar nuestro eterno agradecimiento desde
lo más íntimo del corazón, por supuesto, volveremos a encontrarnos en el
momento en que Jesucristo, el Logos del Padre y Verbo encarnado, nos diga, que la mesa está servida y que
nos está esperando para el gozo eterno, en el Reino celestial.
Las palabras del Maestro: Mateo 25, 31-46. Entonces dirá
el rey a los de su derecha: ‘Vengan,
benditos de mi Padre; tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la
creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento
y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me
vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’.
Nuestros seres queridos, están en una
presencia permanente delante del Padre celestial. Están plenamente presentes en nuestra vida diaria. Nos
acompañan e interceden por nosotros. Para todos ustedes familiares, amigos,
amigas, conocidos y no conocidos, eternamente gracias. Bendiciones y a gozar de
la felicidad plena. Sigan sonriéndonos eternamente.
Finalmente, solamente tiene sentido
la muerte para un cristiano, cuando ésta está impregnada de la fe en Cristo. Nuestra vida tiene sentido en el presente y en
la vida futura, cuando ponemos nuestra plena confianza en Cristo resucitado. Cristo resucitó, por eso, la fe cristiana
tiene sentido porque Él resucitó y nos resucitará. Por lo tanto, la muerte,
es la pascua cristiana, el paso de esta vida a la eterna. Nos dice san Pablo. 1 Corintios 15,14: “Y si Cristo no resucitó,
vana es entonces nuestra predicación, y vana es también vuestra fe”.
CÓMO RESUCITAN LOS MUERTOS ¿QUÉ ES RESUCITAR?
En
la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la
corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de
reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su
omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible
uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús. (CIC. 997)
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