SOBRE LA SANTIDAD
“… Cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed; “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para vida eterna” (Juan 4:13-14).
La santidad se entiende como la manifestación
del amor de Dios en la vida de las personas, quienes beben de una fuente divina
para saciar su sed espiritual y comprenden la fragilidad humana, regresando
finalmente a la Fuente de la que provienen, como indica la frase que une el
concepto bíblico del "agua viva" con la cosmovisión andina de la
«Pachamama».
EL AMOR DE DIOS Y LA SANTIDAD
Los ejemplos de santidad son la vivencia del
amor divino en la tierra. Se trata de una experiencia profunda del amor de
Dios, que es la «Fuente eterna del amor», tal como se describe en el texto.
EL AGUA QUE SACIA LA SED ESPIRITUAL
La frase "Quien bebe del agua que yo le
daré, nunca más tendrá sed" se refiere a un tipo de agua espiritual que
sacia el anhelo del alma, como se menciona en el texto bíblico. Esta agua la
proporciona Jesucristo y se describe como una fuente de agua que salta para
vida eterna, es decir, una experiencia que da plenitud y vida espiritual
duradera.
FRAGILIDAD HUMANA Y VASIJA DE BARRO
El texto reconoce la fragilidad del ser
humano y su naturaleza temporal, utilizando la metáfora de los "vasos de
barro". Esta metáfora evoca la idea de que los cuerpos son frágiles y
perecederos, pero la vida espiritual perdura.
EL REGRESO A LA FUENTE: LA PACHAMAMA
La frase "Este cuerpo, mi cuerpo, tu
cuerpo le pertenece a la Pachamama. Venimos de la Fuente y a ella
regresamos" conecta la idea de un origen y retorno común. En esta visión,
la Pachamama es la Madre Tierra que acoge el cuerpo, y se retorna a la Fuente
que es la vida misma, un concepto que integra lo humano y lo divino
SANTA TERESA DE JESÚS, en su obra “Camino de perfección”
aconsejaba a sus religiosas del Carmelo a buscar la santidad desde su realidad,
desde su verdad. Para ella era muy importante la virtud de la humildad, ya que
ésta está en la base de todas las virtudes y nos hace tomar conciencia de
nuestra pequeñez e imperfecciones para trabajarlas al calor del Espíritu Santo
y contemplando a Cristo para poder llegar a ser semejantes a Él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario