FRATER
Y NO FRATER
Un término bastante
sencillo, pero con una riqueza de contenido muy importante. Deriva del latín “frater”,
que significa hermano. De aquí, la importancia de las hermandades,
organizaciones muy unidas no por lazos de parentesco sino de convicciones e
ideales, ya sean de la política, el deporte o la religión.
Es unidad que se
desarrolla basada en el respeto y la escucha mutua. Por eso, la fraternidad,
nos lleva a ser solidarios, comprometidos, organizados, respetuosos, empáticos
con los demás. Por eso en algunos casos, vemos y somos testigos de la gran
fraternidad y unidad, que existen entre algunos estudiantes, compañeros de
trabajo u otros grupos.
Recordemos un caso que
demuestra todo lo contrario de la fraternidad. El caso de Caín, el agricultor y
Abel, el pastor, hermanos, con distintas actividades y con muchas ganas de
agradar a su creador. Crecieron juntos, con el calor del fuego del hogar y el
amor de los padres. Sin embargo, su forma de actuar en la vida, demuestra que
jamás hubo un gran cariño y respeto entre ellos.
Por eso, la voz que
clama desde lo más profundo de la conciencia. Caín, ¿dónde está tu hermano
Abel? ¿Qué has hecho con él? Y la respuesta vacía: ¿acaso soy guardián de él? Una
respuesta que, realmente demuestra, cero fraternidad, cero unidad, cero compromiso
por la familia. Ellos no existen para mí. Por lo tanto, ningún cuidado me tiene
a expectativa.
Por eso, al no encontrar
en su hermano, algo que lo identifique con él, simplemente lo ignora, y lo peor,
decide desaparecerlo. La negación total y plena del ser humano. No existes para
mí. No eres nada para mí. Que significa la negación de sí mismo. La opción de
la negación que me lleva a ser indiferente de la existencia del otro.
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