APRENDER A COMPARTIR
Jesús se encamina hacia
las regiones más lejanas; sé a dónde va. Son largos los caminos que Él toma, o
al menos a mí me parecen complejos, cuando de repente me pide que dé de comer a
una gran masa…¿Cómo es posible?, ¿qué no te das cuenta que son muchísimos
hombres?
No tenemos los recursos,
sólo piénsalo, tendríamos que trabajar demasiado para conseguir que algunos se
logren saciar, y sólo algunos lograrán tener algún trozo… Mi vida se complica,
me pones en un mundo que no reconoce mi trabajo, lo da por supuesto, la
competencia me quiere comer desde el primer día, estoy solo, y encima de todo
esto me pones como luz para los demás, pero ¿qué no te das cuenta que no soy la
persona que Tú necesitas, que no tengo las cualidades necesarias, qué…?
Aquí es cuando Jesús se
ríe de mí, me sorprende la respuesta que da un hermano mío: "Aquí hay
cinco peces…" ¿Cómo que aquí hay cinco peces? ¿Qué no se da cuenta que no
será suficiente ni siquiera lo que yo le intenté ofrecer como propuesta?
El rostro
de Jesús se vuelve sereno, mira al cielo y los peces ¡se multiplican! ¿Qué
ocurre aquí?... Otra mirada al rostro de Cristo me dice que no desprecie todos
los dones que Él me da y que no piense en ellos como si dependiera de mí
solamente; es con Él que llegaré a dar lo mejor.
http://www.es.catholic.net/op/articulos/69109/evangelioBoletin.html#
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