sábado, 31 de marzo de 2018

CRISTO RESUCITADO


Resultado de imagen para CRISTO RESUCITADO

CRISTO RESUCITADO

EL SUEÑO DIARIO
Nos dice Calderón de la Barca, “la vida es un sueño y los sueños, sueños son”. Una gran parte de nuestra vida nos la pasamos durmiendo. Que en palabras de Jesús la muerte es un sueño, cuando le dicen, Señor, el amigo a quien amas está enfermo. Jesús dice, no se preocupen la enfermedad de Lázaro no es de muerte, y luego de tres días, inesperadamente Jesús les recuerda a sus discípulos, vamos a despertar a Lázaro porque él duerme.
La tercera parte de la vida de una persona es dormir, si se tiene 30 años, 10 años ha dormido o ha experimentado la muerte temporal. Nos dice el cantante Enmanuel en una de las letras de su canción “quiero dormir cansado y no despertar jamás, quiero dormir eternamente y no despertar llorando con la pena de no verte”.
Muchísimas personas no pueden dormir y sufren por ello, porque necesitan estar “pilas cada día”. Pero muchos padres de familia, sin saberlo están condenado a sus hij@s con celulares en mano, a no dormir o dormir demasiado tarde, y cuando deben estar alegres, felices, llenos de vida cada día, están tristes, amargad@s, coléric@s por falta de sueño. Los están envejeciendo antes de tiempo, por eso, son niñ@s y jóvenes viej@s, con el rostro cansado.
EL TÉRMINO INMORTALIDAD
Jesús no inventó el termino inmortalidad, sino que cinco mil años antes del nacimiento de Jesús, ya los filósofos griegos: Sócrates, Platón, Aristóteles y otros más, ya hablaban de la inmortalidad del alma, y muchas culturas como la egipcia, los mesopotámicos, los arameos, los romanos, los incas, los mayas ya rendían culto a sus difuntos, dándoles los honores que correspondían, dándole un significado especial a la muerte con la esperanza de la resurrección.
El escritor ruso, León Tolstoi, hablando sobre la fe dice “solamente la fe es capaz de dar sentido a la actividad humana. Toda persona siempre cree en algo para actuar”. El mismo filósofo Jean Paul Sastre a pesar de su nausea, “lo más perverso que Dios ha creado, es el hombre”, cuestiona a Dios sin negarlo. Y Tomás Hobbes dice “el hombre es un lobo para el hombre”. Y el mismo Blas Pascual cuenta que, uno de sus discípulos le dice “maestro hemos abierto miles de cadáveres y nunca hemos encontrado el alma”, y el maestro le responde “cuando muera tu madre, ábrela en miles de pedacitos y a ver si encuentras el amor que tanto te tuvo en vida”.
Hay una dimensión espiritual en el hombre que no se puede ver, ni palpar… por los sentidos. El aire no lo veo, y no tiene ningún sentido negarlo. El pensamiento no lo veo…, la palabra que pronuncio no la veo…, los sentimientos que tengo no los veo…, el bebe que una madre embarazada lleva no lo veo…, la inmensidad del universo no lo conozco…, del poder del agua, del fuego, del viento…, y muchas cosas de sentido común en la vida, simplemente porque no soy capaz de ver, conocer, entender… no tiene ningún sentido el negarlos.
De las religiones existentes, solamente el cristianismo nos habla de la resurrección, poniendo como testimonio la de Jesús. El campesino cuando siembra su papa, su maíz, etc., tiene que enterrar el grano bajo tierra, para dar a luz la nueva planta, y espera con paciencia hasta que nace; de manera semejante, el cuerpo, este cuerpo, tu cuerpo, mi cuerpo tiene que morir para dar paso a la nueva vida, la resurrección, de la cual Cristo es el primogénito de la creación.
APARICIONES DE JESÚS
A MARÍA MAGDALENA. La hermana de Lázaro y Marta, fue la única que se atrevió a ungir a Jesús aun estando en vida. Una de las privilegiadas para ver Jesús resucitado, aunque aparentemente confundió a Jesús por el jardinero a quien dice “señor, si tú lo has llevado, dime donde lo has puesto y me lo llevaré”, entonces aquel oído acostumbrado a escuchar el timbre de voz del Maestro, dice “María”, ella responde “Rabboni” = “Maestro”.
Indescriptible alegría lo que ella experimentó. Es la discípula atenta, persistente y fiel que jamás dudó de las palabras del Maestro y sin importarle las “habladurías” fue a buscarlo y lo encontró transformado, aunque es el mismo, al mismo tiempo ya no lo es, por algo ella lo confundió con otro, es el Cristo resucitado que aparece por la vida.
A LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS. Estando dos de los discípulos tristes, cabizbajos y camino a Emaús. De pronto un peregrino los acompaña y les hace preguntas que ellos no entienden, y se cuestionan, cómo un peregrino no se ha enterado de los últimos acontecimientos graves como la muerte de Jesús de Nazaret. Y mientras caminan aquel peregrino les explica admirablemente las escrituras y lo referido sobre el Mesías.
Llegan a su destino, lo invitan a pasar la noche y sentados a la mesa, aquel peregrino, los vuelve a sorprender y hace un gesto sumamente conocido y familiar para ellos, toma el pan, lo bendice, lo parte y lo reparte, entonces, sus ojos se abren y reconocen al Maestro, que desaparece a su vista.
Sus presentimientos son reales “¿acaso no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?” Y es justamente en la caminata, la comida y en la fracción del pan, donde por los gestos lo reconocen, mientras sus ojos y sus oídos no eran suficientes para descubrir la nueva apariencia de Cristo resucitado que nos acompaña por la vida.
DISCÍPULOS DE PESCA. Pedro, Juan, Santiago y otros discípulos desolados por la ausencia del Maestro. Pedro dice “voy a pescar”, los demás le responden “vamos contigo”. Toda la noche pescando, no hay pescado. Llega la madrugada y una voz en la orilla les dice “¿tienen pescado?” “lancen la red a la derecha, y la pesca fue espectacular”. Juan dice a Pedro, es el Maestro, y Pedro, se lanza al mar para nadar hacia la orilla.
Comparten el desayuno. Y aquella mañana, el Maestro le hará a Pedro tres veces la misma pregunta “¿me amas?” y al final le ratifica la misión “apacienta mis ovejas”. Desde aquel momento, la pena dolorosísima de la negación queda en el olvido y le ratifica aquella confianza de “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia…”
Tres maneras de manifestarse y muchas más. A partir de la resurrección de Jesús y la confesión de Pedro, nace un nuevo significado del término amor. El amor nace del apoyo total y pleno que Cristo le da a mi vida. Ya no nace el amor de mi convicción sino el amor viene de Él. Es Cristo la fuente divina del amor en mi vida y que se irradia hacia los demás. Por lo tanto, el origen de donde mana el verdadero amor es Cristo resucitado, es la nueva vida, es quien transforma la naturaleza humana en un cuerpo divinizado y espiritualizado, naturaleza material en naturaleza inmaterial.
Aquí las palabras del premio nobel de física, Max Planck, quedan al descubierto cuando dice “toda mi vida como científico he investigado la materia, y finalmente puedo afirmar que, la materia no existe”. Porque en última instancia la materia es energía, información, es vida, lo es todo. La misma ciencia se inclina ante un fenómeno que no debe parecernos espectacular porque sucede en la vida diaria de la naturaleza.
Cristo nos dejó una bella enseñanza, y ese es un excelente acontecimiento, vivió la sencillez de la cotidianidad. Como diría un niño cusqueño: “Papa, papito, Taytacha de los Temblores, nunca te dejaremos, nunca te dejaremos”, palabras de un niño con una fe de adulto. Y Jesús dice con palabras de adulto la fe de un niño “Gracias, Padre, porque siempre me escuchas”.


video


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LOS RITUALES ANTIGUOS TENÍAN UNA CONEXIÓN CON LA NATURALEZA

  LOS RITUALES ANTIGUOS TENÍAN UNA CONEXIÓN CON LA NATURALEZA   La conexión con la naturaleza es la relación que se establece entre la...