lunes, 2 de diciembre de 2024

PREPARÁNDONOS PARA LA LLEGADA DE JESÚS

 


PREPARÁNDONOS PARA LA LLEGA DE JESÚS

 En mi pantalla de cine apareció. Un zapatero, leía todas noches la Biblia. Pidió a Dios que lo visitara al siguiente día. Fue por la mañana a su taller. Arregló todo porque esperaba la visita de Dios. Se acercó un vagabundo pidiéndole comida. Él le dio té, pan con queso. Al medio día, ya había preparado una rica sopa. Estaba para cerrar su taller para almorzar. Vió a una señora con su hijo, ambos pasaban mucho frio. Esta vez se conmovió y los invito a su casa, les dio abrigo y compartió su rico almuerzo.

 

Ya por la tarde, estaba pensando que, he invitado a Dios y aún no llega. De pronto, alguien tocó la puerta, creía que por fin llegó Dios, se decepcionó, era un borracho, que pedía agua, pues, tenía sed. Le invitó agua y pan con mermelada.

 

Ya en noche, antes de dormir, tomó la Biblia, la abrió y leyó el texto del evangelista Mateo 25, 31… “Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estuve solo y me acogieron…” Entonces, se conmovió y entendió que Dios le había visitado tres veces.

 

Luego, esta vez en la pantalla de mi cine. María, le habla a José con preocupación. José tuve un sueño horrible, parecía una pesadilla. Era el cumpleaños de nuestro hijo. El pueblo estaba vacío, pues, todos habían ido al mercado, las tiendas comerciales a comprar regalos para el niño. Hermosos regalos bien envueltos y atractivos. Pero, no eran para nuestro hijo. Parecía que nadie se acordaba de Jesús. Después, desperté, y pensé, felizmente solo era un sueño.

 

Aquí, en mi presencia tengo niños y jóvenes adolescentes bastante generosos para compartir, por supuesto, los padres presentes también lo son. Han ayudado a muchos ancianos para que sigan comiendo en el hogar san Martín de Porres. Y no dudo que comparten sus cosas y alimento con otros niños y personas más necesitadas.

 

En esta primera semana de Adviento, el tema es el amor al prójimo, ésta es la invitación del profeta Isaías 58, 6… “Este es el ayuno que yo quiero: desaten los lazos de maldad, den la libertad arrancando los yugos que oprimen. Da tu pan al hambriento, recibe al pobre en tu casa. Cubre al desnudo”.

 

Cristo, que nace cada 25 de diciembre, nos invita a volver a la unión familiar, al diálogo alturado y respetuoso, a la comunión en cada Eucaristía, al perdón y aceptación de nuestros errores con humildad, y sobretodo, entener en nuestro corazón que, Cristo, está presente en cada hermano y hermana que comparten nuestro diario vivir.

Que la presencia del Todopoderoso nos acompañe y oriente con el Espíritu Santo. Así sea.

 



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