EL PASADO ES PASADO, NO VUELVAS A VIVIRLO
Frase: Tu mejor maestro, es tu último error o fracaso.
“El poder de uno mismo,
se le da a su debido tiempo para poder integrar y compartir.”
Una de las cosas que comparto en clase es, no es como me escuchas, no es como me ves, sino que, todo tiene que ver cómo me interpretas. Si te caigo bien, tienes una manera de interpretar, pero, si te caigo mal, aunque hable bien, me interpretaras de otra manera. Así de sencillo, pues, somos seres emocionales, la racionalidad se fortalece con nuestras emociones.
Somos
tal como nos vemos o nos vemos como quisiéramos vernos, aunque en este momento
no somos conscientes de ello. Realmente podemos cambiar nuestra vida, y mejorar
para bien. Todo aprendizaje nos permite
entender que, estamos para ser mejores que ayer. Una pregunta ¿se puede
recuperar el pasado?
Decimos que, el pasado es pasado. Pero, la pregunta insistente es, cómo recuperar aquello que ya pasó. Aunque
parezca curioso, volvemos a repetir aquello que nos es bastante familiar. Sea bueno
o malo. Volvemos a repetir aquello que nos da, satisfacciones momentáneas. La pregunta sigue, qué significado tiene
aquello que hemos perdido, ¿es tan importante como para darle vueltas una y
otra vez?
Todos tenemos marcas, todos dejamos marcas. Insistimos que, si realmente lo que llamamos fracaso o tiempo perdido,
es tal como lo entendemos ahora. Creo que, en un tiempo atrás tuvo una
explicación que, la actual no tiene el mismo sentido. Entonces, por qué nos
crea esa sensación de tiempo perdido. Qué
tal si, todo lo vivido fue la razón para estar aquí y ahora, cuestionándose y proyectándose
hacia delante.
Si pienso lo que hizo Jesucristo, desde mi punto de
vista humano, algo incomprensible y loco, cómo entender que la cruz es el
camino de salvación. Que todo el dolor no
fue nada para volver al camino de la gloria. Lo que pasó Cristo no fue ningún fracaso ni tiempo perdido. Fue el
camino más acertado, más conveniente, más coherente para volver a la casa del
Padre.
Muchos tenemos
nuestra propia “interpretación” del acontecimiento más profundo de Jesucristo. A
propósito del “tiempo perdido” por Jesús en la Cruz. Sí, San Pablo llama la locura de
la cruz en 1 Corintios 1,18 de la Biblia: "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; más a los
que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios".
En este
pasaje perfectamente claro para un doctor de la ley como Saulo, sin embargo, Pablo explica que la
cruz es un mensaje que, es locura para los que no alcanzarán la salvación, pero
que para los que se salvan es el poder de Dios. Pablo afirma que Dios “trastocó”, desvió, desbarató, embrolló, perturbó
la sabiduría mundana para manifestar su poder salvador.
Pablo,
también explica que, la cruz es un tropezadero para los judíos y una locura
para los gentiles. Sin embargo, para los llamados, tanto judíos
como griegos, Cristo es el poder y la sabiduría de Dios. Como podemos ver, jamás la locura de la cruz, fue una pérdida de tiempo,
ni tiempo que debió ser recuperado posteriormente.
Todos en
nuestra vida diaria, tenemos nuestra propia cruz, aquella que nos hace perder
el tiempo o simplemente, no aporta sentido a la propia existencia, por ejemplo, tu vida vacía, tus circunstancias
adversas, tu dolor del alma, tu enfermedad real o imaginaria, tu carácter irascible
sin control, tu falta de carácter, tu temor, tu escasez de toda índole, tu falta
de amor propio, tu vergüenza, tu culpa no asumida, tu pasado, etc.
Frente a esta sensación de fracaso existencial, se puede decir que, desde la “lógica” de la cruz de san Pablo: No hay tiempo perdido. No hay vida vacía. No hay pasado sin vuelta atrás. No hay sin sentido en la existencia. No hay nada que no hayamos merecido elegir. No hay negativismo que no tenga un poco de luz. No hay culpabilidad sin perdón. No hay temor sin redención. No hay nada que no tenga su contraparte. No hay nada que, no se pueda corregir aquí y ahora.
La importancia
de tomar atención y conciencia de lo que deseamos en la vida. Ser atento a uno
mismo. Asumir lo que queremos ser y hacer en adelante. Comprometerse con uno mismo es un estado psicológico que, implica
dedicarse a una actividad, objetivo o relación con amor propio y
autenticidad.
Es un pacto de ser la mejor versión de uno mismo, no
para complacer a otros, sino para sentirse pleno. El
compromiso personal debe ser honesto, humilde y adaptado a las aptitudes o
recursos de cada persona. Es
importante ser responsable para cumplir lo que se promete sin mentir. Conocerse
a uno mismo, explorando las experiencias pasadas, creencias y patrones de
pensamiento.
PARA COMPROMETERSE CON UNO MISMO:
ü Establecer por escrito metas claras y específicas.
ü Vencer la duda y cambiar patrones negativos.
ü
Priorizar
y eliminar distracciones.
ü Aprender de los fracasos o errores o de las caídas.
ü Celebrar los éxitos grandes o pequeños.
ü Pegar los compromisos en un lugar visible para recordar.
ü Pocos compromisos y aumentar gradualmente.
ü Cortar los compromisos innecesarios o secundarios.
ü Utilizar el poder del pensamiento positivo.
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