¿QUÉ ES RESUCITAR? - CIC 997
Solamente
tiene sentido la muerte para un cristiano, cuando ésta está impregnada de la fe
en Cristo. Nuestra vida tiene sentido en el presente y en la
vida futura, cuando ponemos nuestra plena confianza en Cristo resucitado. Cristo
resucitó, por eso, la fe cristiana tiene sentido porque Él resucitó y nos
resucitará. Por lo tanto, la muerte, es la pascua cristiana, el paso de
esta vida a la eterna.
Nos dice san Pablo. 1 Corintios
15,14:
“Y SI
CRISTO NO RESUCITÓ, VANA ES ENTONCES NUESTRA PREDICACIÓN, Y VANA ES TAMBIÉN
VUESTRA FE”.
¿QUÉ ES RESUCITAR?
CÓMO RESUCITAN LOS MUERTOS
En la muerte, separación
del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que
su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo
glorificado.
Dios en su omnipotencia
dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a
nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús. (CIC. 997)
Parece
difícil asimilar, comprender y aceptar cuando un familiar parte de este planeta
terrenal, sin embargo, somos plenamente conscientes que, nada se
interpone para una partida definitiva, no hay regreso, no hay retorno, solo
quedan los más hermosos recuerdos en el corazón. Nuestra naturaleza humana
comprende el devenir y partir de las cosas.
Jesús,
decía a sus discípulos: "En la casa
de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque
voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar,
vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén
ustedes también" Juan 14:2-3
Si es
necesario pedir perdón, podemos hacerlo, se
puede manifestar lo que sentimos o llevamos dentro y que puede ahogarnos, pero,
debemos saber que, hace tiempo que ya nos perdonaron todo y nos sonríen, su
alegría es plena y su gozo eterno, las almas ya liberadas de esta
existencia no guardan rencor alguno ni memoria de los defectos o delitos
cometidos por ellos o contra ellos.
Están en un estado espiritual que la mente no
puede comprender ni menos explicar con el lenguaje humano, si se puede captar con una inteligencia espiritual
liberada del egoísmo, del miedo y de los apegos afectivos y materiales a los
cuales estamos acostumbrados.
Quieren de cada uno de nosotros alegría para
vivir, entusiasmo por la propia existencia de cada día y sentirnos muy
agradecidos por lo que fue su gran compañía.
Nos
siguen acompañando desde su plano trascendente, por ejemplo, mis
padres: Istán y Maura, están con mis queridos abuelos: María y Rodolfo (padres
de Maura) y Angélica y Eleuterio (padres de Istán); con los familiares y amigos
que hemos conocido, con los santos y santas, de quienes fueron devotos,
pues, liberados de la carne pasajera ya superaron definitivamente el
dolor, la angustia y las carencias del espíritu que no deja fluir.
Así que, los seres queridos que compartieron su
vida con nosotros, están en un plano distinto al nuestro, podemos expresar
nuestro eterno agradecimiento desde lo más íntimo del corazón, por supuesto,
volveremos a encontrarnos en el momento en que Jesucristo, el Logos del Padre y
Verbo encarnado, nos diga, que la mesa está servida y que nos está
esperando para el gozo eterno, en el Reino celestial.
Las palabras del
Maestro: Mateo 25, 31-46. Entonces dirá
el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión
del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve
hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y
me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron,
encarcelado y fueron a verme’.
Nuestros
seres queridos, están en una presencia permanente delante del Padre celestial.
Están
plenamente presentes en nuestra vida diaria. Nos acompañan e interceden por
nosotros. Para todos ustedes familiares, amigos, amigas, conocidos y no
conocidos, eternamente gracias. Bendiciones y a gozar de la felicidad plena. Sigan acompañándonos y sonriéndonos
eternamente. Todos vamos para allá, estamos de paso por este planeta tierra.
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