DIVISIONES
NO
En el Palacio Arzobispal de Lima, el Papa
Francisco se reunió con sus hermanos de la Conferencia Episcopal peruana. Y
asumió dirigir estas palabras a modo de hermano mayor, tomando como modelo de
trabajo liberador de Moisés y al patrono de la evangelización a santo Toribio
de Mogrovejo en el mundo entero.
Ustedes, les decía el Papa, son los obispos
que, como Moisés van abriendo camino, para que sus hermanos puedan continuar avanzado,
y deben buscar llegar a la otra orilla, es decir, a las otras culturas. Buscar
a los más necesitados, a la minoría.
Deben dejar las comodidades y recorrer el
país, pues recorriendo su territorio es la única manera de misionar, y ser
testimonio con su vida del Evangelio. Deben salir del escritorio, dejar las
caras amargas y justificarse en todo momento que, no tienen tiempo para
atender.
Como obispos deben ser muy cercanos al
pueblo, deben caminar con ellos y aprender a denunciar las injusticias que
quienes oprimen a los demás. Y la única manera es conocer de cerca a la gente,
sus vivencias y dificultades, no hay otra manera. Y por supuesto, siguiendo el
ejemplo de santo Toribio de Mogrovejo, y agregaba el Papa, yo soy el primero en
seguir su ejemplo.
Les hacía una invitación muy particular,
sean “callejeros”. Es decir, deben salir a las calles, porque es la única
manera de evangelizar, escuchen a la gente, no desprecien su cultura, muchas
veces van a encontrar resistencia, pero deben salir al encuentro de las
personas y de las diversas culturas, deben tener la capacidad de diálogo,
tolerancia y respeto, sin llegar a la censura.
El papa los llamaba siempre al diálogo,
pero un diálogo donde, cada uno presenta sus propias razones, sus puntos de
vista, pero, es importante llegar a un consenso, en la búsqueda de la verdad, y
eso es lo más importante en el encuentro con los demás. Y a partir de allí, es
donde podemos caminar juntos en la misma dirección
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