VALIENTE FRANCISCO
Hablando
en Puerto Maldonado, el Papa Francisco, hacía alusión a que, el lugar que estás
pisando con tus sandalias es Tierra Santa, recordando el llamado de Moisés, por
parte de Dios. El calor de 35° no amilanaba la energía de sus palabras. Su
mensaje es un baño espiritual que tiene por objetivo despertar y mantener en el
corazón de l@s peruan@s la presencia de Dios.
Al igual que Jesús, sus palabras con
proféticas, si no cuidamos nuestro hábitat, que es la tierra, tod@s pagaremos
las consecuencias de nuestros actos. Hay que aprender a saber distinguir el
bien y el mal, saber comportarnos con el otro en esa dimensión del encuentro,
no de avasallamiento, de querer anularlo o desaparecerlo.
Por
eso, la presencia del santo padre en la selva amazónica es para darnos a tod@s una
palabra de aliento y para darnos a entender que la tierra es la base de nuestra
vida y nosotr@s la tenemos que conservar, el Papa sabe de lo que habla, ha
estudiado los problemas de la zona, esta informado de todo el maltrato que
viven los pobladores de esa zona.
Es
el hombre quien ha dañado y sigue dañando la naturaleza. Sigue destruyendo la
reserva natural de la selva amazónica. Continúa contaminando las aguas, los
pantanos, los riachuelos, los ríos. Si es bien cierto, la mayoría de ell@s son
foráne@s, y están ahí, solamente con afán de extraer las riquezas de la zona.
Las autoridades no pueden estar “dormidas” o hacerse l@s desentendid@s de lo que
pasa ahí. También son responsables.
Lo
más doloroso para el Papa en este lugar, no es precisamente, el problema de la
droga, o el narcotráfico, o los crímenes que se puedan cometer, sino en primer
lugar, el “tráfico de la carne”, el desprecio por la dignidad humana, donde l@s
niñ@s son sometid@s al trabajo infantil, al abuso sexual y son desaparecid@s
por el tráfico de órganos; donde la mujer es maltratada y violentada, sometida
a la prostitución, llegando al feminicidio.
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