SIGUE
LLAMANDO
Misa
del Papa Francisco y despedida del Perú. Ultima actividad religiosa de la
visita papal.
La primera lectura, del libro de Jonás. Nos
habla del mandato que Dios da a Jonás de recorrer todo el territorio de Nínive.
La segunda lectura, es del apóstol San
Pablo a los Corintios. Todo lo que tengas, como que, si no lo tuvieras, porque
todo cuanto existe en el mundo pasa.
El evangelio, tomado de San Marcos. Jesús
habla después de la muerte de San Juan Bautista. Camino a Galilea llama todos
sus apóstoles para estar con Él, enseñarles y enviarlos.
Homilía
de Papa Francisco.
El papa inicia con las palabras de envío, de
Dios a Jonás. Levántate y anda a Nínive. El mismo Jesús está camino a Galilea
predicando la Buena Nueva. A pesar de la muerte de Juan, esto no lo detiene. Está
en camino. En ambas lecturas, tanto Jonás como Jesús, están en movimiento por
las riberas, es decir, movimiento para entrar en la historia personal y
comunitaria.
El señor Jesús, viene también a nuestro
encuentro, a veces, nos puede pasar como a Jonás que, ante las dificultades,
queremos huir. El problema que a muchas personas les pasa, es que, cuando viven
en las riberas o en la periferia de las ciudades, faltándoles lo más necesario
y lo básico para vivir, pocos quieren comprometerse para ayudarlos y
solidarizarse.
Entonces, sucede lo que, podríamos llamar
el síndrome de Jonás, “huir ante situaciones difíciles de la vida”, por
supuesto que, esto termina marginando a la gente, a los más débiles, a la minoría,
a los “olvidados de Dios”.
Decía el Papa que, una sociedad que no
comparte la misericordia y la compasión con l@s más necesitad@s, es una
sociedad cruel. Y Jesús ante una situación dolorosa, como es la muerte de Juan
Bautista, no se queda paralizado, sino que se pone en movimiento, y entra a la
ciudad a predicar el reino de la esperanza.
El evangelio nos muestra el efecto en
cadena que, produce el llamado de Pedro, sigue Juan, y sigue llamando a través
de la historia de la salvación a San Martín de Porres, a Santa Rosa de Lima, a
San Juan Macías, a San Francisco Solano, a Santo Toribio de Mogrovejo y sigue
llamando porque no es indiferente ante nadie.
Jesús invita a sus discípulos a vivir lo
que tiene sabor a eternidad. Suscitando la ternura, el amor, la misericordia, la
compasión, de una manera divina. Jesús camina a la ciudad, lo hace con sus
discípulos, comienza a ver, a escuchar, para saber todo sobre la gente. Llama a
sus discípulos, y les enseña a mirar lo que pasaban por alto, les dice que, el Reino
de Dios es encontrar a este Dios en la historia de cada persona y de cada
pueblo.
Jesús, sigue caminando por nuestras calles,
sigue tocando puertas, porque a Él le interesa que la degradación sea superada
por la misericordia y que la indiferencia sea superada por las armas de la paz.
Jesús sigue caminando y despierta la esperanza, y nos invita a involucrarnos.
El Reino de los cielos está entre ustedes.
Debemos generar espacios donde los cojos
anden, los ciegos vean, los paralíticos caminen, los sordos escuchen, los mudos
hablen. Espacios donde se anuncie la esperanza, donde los profetas no falten y
sigan anunciando la unidad, y para que lleguen a todos los rincones como
testigos del amor de Dios en el mundo. Hoy el Señor te invita a caminar por la
ciudad, tu ciudad. Te invita a ser misionero. Alégrate. El Señor está contigo.
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