PAPA
Y MONJAS
En la Iglesia las Nazarenas, tuvo lugar el
emotivo encuentro del Papa Francisco y las monjas de clausura de los distintos
conventos del país.
El Papa fue muy directo con las monjas al
decirles que, su trabajo fundamental dentro de la Iglesia, es la oración,
porque la oración puede hacer posible la unidad de la Iglesia.
En forma de broma también les dijo que, él
estaba teniendo “malos pensamientos” al ver tantas monjas reunidas ante su
presencia, porque las monjas habían aprovechado la oportunidad de esta reunión,
para darse una “escapadita” de sus conventos, cosa que estas palabras fueron
recibidas de una forma muy graciosa por las monjas.
Se recalcó una y otra vez, que las monjas
viven en comunidad, y se quiera o no, siempre hay quejas de unas con otras. A
veces, sin motivo importante para acusarse. El Papa, les decía, dejen de
quejarse. Ámense como hermanas porque lo son. Perdónense y acéptense como tal.
Fue muy paternal al hablarles de la
importancia que tiene su presencia en la Iglesia, porque es la oración el
centro de la vida monástica y la fuerza de la vida activa eclesial, y es por
ello, que ellas son misioneras y evangelizadoras desde sus lugares de
recogimiento.
En otro momento, fue muy recto con sus
palabras, al decirles que se dejen de chismes. Hizo una comparación muy dura,
que es propio del terrorismo, el sembrar el pánico, la división y la muerte.
Las monjas chismosas son unas “terroristas”. Porque dañan la buena imagen de
sus hermanas. La mejor manera de evitar los chismes es que se “muerdan la
lengua”, que está ahí la enfermera para curarlas.
Además, insistió que la chismosería es
propio del demonio que busca sembrar la división y el enfrentamiento que, por
lo tanto, tengan cuidado con lo que dicen o lanzan a sus hermanas. Nada más
grave en una comunidad que, estén peleándose unas con otras, por decirse cosas
que no tienen ningún sentido religioso ni constructivo para su vida consagrada.
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